La Astrología nos permite interpretar el cielo en el momento en el que nacimos.

Por eso, siempre les digo a mis consultantes que su Carta Natal es una “fotografía” de los astros en ese preciso instante.

¿Y para qué sirve? fácil: para poder entender ciertos aspectos (tu verdadera vocación, tu relación con el dinero, tu relación con tu cuerpo, con el poder, con la maternidad, etc.) y los vínculos que te acompañan desde que diste tu primer soplo de vida (tus padres, hermanos, tu pareja, tu amante, jefes, etc.).

También existe la Revolución Solar, que se realiza cada año cuando el sol se vuelve a ubicar en los mismos grados y minutos que estaba el día en que naciste. Y este retorno solar te va a permitir saber qué climas (oportunidades, metas, obstáculos) vas a transitar ese año.

La Astrología te ayuda a darte cuenta en qué lugares estás repitiendo una conducta, de dónde surgen ciertos comportamientos y, finalmente, te enseña a aceptar que todos tenemos sombras y que debemos convivir con ellas (y que con tiempo y con trabajo, podemos echarles luz).

Mucho depende del Astrólogo, de sus conocimientos y de su empatía en el momento de la consulta.

Y es sumamente importante comprender que la Astrología no tiene nada que ver con la “Adivinación”.

Ni con hacer “amarres”, magia negra o saber si alguna vez te vas a casar y tener hijos.

Quien te diga lo contrario, te está engañando.

Los astrólogos no somos adivinos, ni sabios, ni jueces.

Lo que puedo asegurarte es que cada Carta Natal que leo, la leo como si fuera mía, buscando eso que molesta, eso que está buenísimo y eso que no llegamos a reconocer.

Y en cada lectura, intento ponerme en el lugar del que escucha y entender por lo que está pasando.

Mi objetivo es que el Consultante se vaya con otra mirada de sí mismo, que se acepte como es y que se lleve herramientas para empezar a fluir mejor en la vida.